martes, 27 de abril de 2010

Puntos de vista.









Cada vez, Hitagi me gusta menos.

Quizás sea por que hasta Junio no salga el último capitulo de la serie, pero bueno, habrá que esperar. Seguro que el final es una mierda, pero ha sido divertido mientras he estado esperando, quizás ahora no me oigais hablar nunca mas de Bakemonogatari, pero en el fondo habrá dejado huella en mi corazón.

¿Demasiada tontería por una serie? Solo son puntos de vista.


Lyra Deneb Aldion Selther~

domingo, 25 de abril de 2010

Carta de un anciano.




Querido lector:

A mi avanzada edad, pocas cosas he hecho de las que pueda decir que me arrepienta actualmente. Problemente, de las pocas de las que si lo hago, sea de haberla dejado escapar, y aquel sentimiento de abandona todavía me llena de amargura algunas frías noches en las que ya no tengo el calor de sus abrazos ni de sus pícaras sonrisas cuando estábamos en la cama.

Recuerdo aquel día como si fuera ayer. Ante la gran puerta de roble de aquel restaurante, donde de una vez por todas le iba a pedir matrimonio. Aun era joven, sin duda, pero ahora me doy cuenta de que todo aquello fue mas que un amor adolescente e ignorante. Lo tenía todo para que aquella noche fuera inolvidable, una mesa reservada en un restaurante caro lo que me había costado no precisamente barato (exactamente la paga de dos meses en mi pobre trabajo como camarero), un traje de chaqueta heredado de mi padre y un anillo de estos que pasan de generación en generación.

Alli, delante de la gran puerta del restaurante, me encontraba yo, nervioso por la excitación del momento, lo que me había hecho llegar unas horas antes, pero eso a mi no me importaba, aquella era la noche que tanto había esperado. Me invitaron a pasar, pero preferí esperarla ante la puerta, para recibirla asi como es debido.

Las horas pasaron, y llegó la hora del encuentro, pero ella no había llegado aún.

"Las mujeres siempre hacen esperar a los hombres" me dije a mi mismo.

Finalmente, el sol se ocultó y dejó paso a la explendida luna, que brillaba en el cielo, pero ella aun no había llegado. Como es costumbre en esta zona, las nubes pronto comenzaron a llorar y me calaron de arriba abajo. El camarero en la puerta me ofració esperar dentro, pero eso no sería indicado para un caballero.

La media noche se abrió paso entre la noche, y la lluvia cesó, no sin dejar en mi una pulmonía de la que me resentiría un día mas tarde. Saqué el anillo y lo observé con amargura, seguramente habria sufrido algun contratiempo, nada de lo que preocuparse. Pero en el fondo de mi corazón, sabía que no era asi. Al levantar la mirada, alli estaba ella, vestida en un caro traje de color zafiro. Estaba tan bella como siempre, su largo cabello negro suelto por su espalda como de costumbre y sus ojos verdes relucían en su pálido rostro. Pero algo extraño había en esos ojos, y no era nada mas y nada menos que el enrojecimiento que se provoca al llorar.

Las lagrimas comenzaron a aflorar de nuevo, pero no me dejó acercarme a ella a pesar de mis intentos. Sollozando y hablando de manera entrecortada, me dijo que no podía continuar conmigo, que a pesar de que me quería todo se la hacía demasiado duro. Aquello me dejó pasmado y estupefacto, siempre me consideré una persona observadora e inteligente, pero nunca me vine ver aquel abandono.

Sin poder hacer nada, observé como se marchaba a través de la espesa oscuridad que cubría la acera. Mi vida se marchaba, y yo nisiquiera movi un dedo para conocer los motivos de aquello. Con furia lancé el anillo a una alcantarilla, y rompiendo los retrovisores de los coches, arruiné aquella velada que iba a ser tan especial.

Querido lector, si has leido esto, por favor, aprende la lección. Si de verdad quieres a alguien, no lo dejes marchar, si no lo único que te quedará será una eterna amargura.



Se despide, una persona cualquiera que no pudo vencer al cruel destino.